Escribo un día de mayo tras el taller de la Doncella, en los ciclos Txi en femení.Hace 7 años que en mi casa, acompaño a las mujeres que inician el viaje hacia su femenino profundo a caminarse este Rito de Paso y hoy, saliendo de la casi clandestinidad por intimidad, me atrevo a contar lo que sucede ese día cuando comenzamos el ciclo: «Doncella: Mirada íntima hacia la geografía del portal de jade».
El día que las mujeres se dan esta posibilidad en círculo, pueden recoger la mirada hacia su historia, y lo hacen en su trono amoroso, miradas por las mujeres que saben que todo se comprende, que se vuelven dulces, vulnerables, aterciopeladas y preparan sus corazones para recibir la mirada y así, poder transmutar la dureza de palabras, acciones y miradas recibidas que han mancillado nuestro tesoro y todas nos unimos para custodiar ese rito.
DETRAS DE CADA VULVA, DE CADA VAGINA, DE CADA MATRIZ, HAY UNA HISTORIA y en ese momento, aparece y la mujer viaja y le damos tiempo, pedimos permisos, contextualizamos en el espacio sagrado que merece reconocerse por dentro, entrar en la cueva más fértil de nuestro cuerpo.
Dedicamos espacio, escucha y mirada a cada una de las mujeres, lo hacemos sabiendo que puede que se desmonte, que puede que brote un dolor infinito por las veces que dijo que si, por las veces que no dijo que no, por las veces que se desatendió, que puede que se enamore de ella misma, que puede que rompa en risas, que puede que descubra con sus manos por primera vez, la movilidad y textura real de su útero, que puede que se vuelva niña sonrojada y siempre, siempre, decida hasta donde.
Amo y honro la capacidad que tenemos de entrar en el sagrado femenino cuando sabemos que algo a custodiar se está dando y somos una.
Deseo que la revolución del profundo femenino pase por estos movimientos que nos acompañan a recordarnos que nosotras, somos soberanas de nuestro cuerpo, de nuestra energía, de nuestro deseo, de nuestras decisiones, de nuestros síes y nuestros noes, de nuestra carne, piel y corazón.
Gracias a mi maestra: Montse Catalán Morera por dar tanto, por ofrecer tanto, por confiar y guiarme.
Testimonios:
Podría decir en una frase que la autoexploración compartida me cambió la vida .La suavidad del momento y la mirada amorosa de las mujeres, que se maravillaba de la belleza de mis genitales me conectó con un profundo respeto hacia mi cuerpo, a honrarlo y cuidarlo como espacio sagrado.
Chelo Armesto